El vinilo gira y el polvo cruje. Es el sonido de la verdad, ¿no creen? Este año, el espectro indie en Norteamérica (esa bestia que abarca desde los sótanos neoyorquinos hasta los estudios de la Condesa, con todas sus escalas emocionales) nos ha arrojado una colección de álbumes que son menos discos y más diarios de carretera. Discos que, si los dejas, te seguirán hasta la máquina de café más solitaria, susurrándote cosas importantes sobre ti y el mundo.

Como editor que ha visto caer y levantarse sellos independientes en la CDMX y ha curado playlists para que los directores de cine encuentren el tono exacto de la desesperanza post-adolescente, les digo: olvídense de las listas infladas por el hype. Esto es lo que realmente importa, el pulso que siento en los cables.

Aquí están seis de los mejores álbumes indie de lo que va de 2025, una mezcla de EE. UU. y México que captura la ansiedad y la belleza de nuestro tiempo.

1. Kevin Kaarl – ULTRA SODADE (México)

Kaarl ha pasado de ser un secreto a voces a un trovador generacional. Este álbum es una especie de niebla densa y hermosa. La saudade portuguesa se encuentra con la melancolía del desierto chihuahuense. Las guitarras acústicas suenan como viejos trenes de carga; lentas, irrevocables.

Es el sonido de alguien que se sienta en la banqueta, ve pasar la vida y, sin querer, escribe una canción perfecta sobre el vacío. Es para cuando te preguntas si el café que tomaste a las tres de la mañana fue un error o una revelación. Un disco honesto, sin el barniz innecesario de la industria. Pista clave: "no me culpes por sentir".

2. Geese – Getting Killed (Brooklyn , Nueva York)

¡Maldita sea! Estos chicos de Nueva York son el ruido que necesitaba este año. Hay algo del groove post-punk que te patea el trasero, sí, pero mezclado con una arrogancia vocal que recuerda a un joven Jarvis Cocker, pero con más mala leche. No es rock para hipsters de manual; es música que suena a que la grabaron en un cuarto con las luces rojas y sin miedo a que se les cayera un pedal.

Si extrañas la urgencia de The Strokes en sus inicios, pero necesitas más suciedad y experimentación, este álbum es el combustible. Es el caos controlado de una mente que sabe que se está autodestruyendo, pero lo hace con una sonrisa. Pista clave: "Taxes".

3. Silvana Estrada – Vendrán Suaves Lluvias (México)

Este disco es la calma después del temblor, pero no es simple folk. La poesía de Estrada es de una madurez que desarma. La instrumentación es espartana: voz, cuatro venezolano, algún cello que aparece como un fantasma en la pared.

Su voz no es un adorno; es una fuerza telúrica. Te atraviesa. Si Murakami escribiera un álbum sobre los recuerdos de su primera adolescencia en una casa a orillas de un río, sonaría a esto. Es un refugio. Música para beber un buen mezcal y aceptar que algunas cosas nunca se resuelven. Pista clave: "Dime".

4. Turnstile – Never Enough (Baltimore, EE. UU.)

Podríamos discutir si el hardcore es "indie", pero cuando una banda rompe los límites con tanta inteligencia, las etiquetas se vuelven irrelevantes. Never Enough es una explosión controlada. Tienen la energía pura del punk, pero luego, sin avisar, se lanzan a territorios melódicos que te hacen mover la cabeza sin culpa.

Es un disco que huele a sudor, a cerveza derramada y a euforia. Funciona tan bien en un pit de mosh como en una playlist para correr a las 6 a.m., liberando la rabia acumulada. La producción es cristalina, dándole peso a cada golpe. Un logro monumental. Pista clave: "I Care".

5. Youth Lagoon – Rarely Do I Dream (Boise, Idaho)

Trevor Powers regresa con su proyecto Youth Lagoon para sumergirnos en un océano de introspección con toques de electrónica melancólica. Es un álbum que se siente íntimo y vasto a la vez, como mirar por la ventana en un día de lluvia y darte cuenta de todo el tiempo que ha pasado.

El piano y los sintetizadores crean un colchón sonoro donde las letras flotan, a menudo cuestionando la realidad y la memoria con una fragilidad hermosa. Hornby aprobaría la honestidad de las letras, la forma en que trata los pequeños fracasos de la vida con dignidad y un poco de humor negro. Pista clave: "Demolition".

6. Fryturama – Transparente y Punk de Cuarto (México)(2019-2022)

Desde la escena shoegaze-noise de la Ciudad de México, este dúo hace música que se siente como un secreto compartido. Es una pared de sonido ruidosa y al mismo tiempo delicada, con esa cualidad de ensueño que a menudo se pierde en el shoegaze más pesado.

Hay un encanto DIY en la producción que recuerda a los primeros días de las disqueras independientes que me vieron crecer. Es un álbum que amas escuchar con audífonos, perdiéndote en las capas de reverb y fuzz. Música para esa caminata solitaria a las dos de la mañana cuando todo está en silencio, excepto tu cabeza. Pista clave: "Amor Plastique" (un guiño, aunque el disco sea más que eso).

La música alternativa es, al final, encontrar esa aguja en el pajar que te hace sentir que no estás solo en tu neurosis. Estos seis discos son agujas afiladas.

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